2014-08-10 Radio Vaticana
(RV) .- En el Decimonoveno Domingo del tiempo ordinario , la plaza de San Pedro volvió a acoger a miles de peregrinos y fieles provenientes de diversas partes del mundo. Puntualmente el Santo Padre se asomó a la ventana de su estudio en el palacio pontificio para rezar la oración mariana del Ángelus dominical, y, antes de la oración, Francisco comentó el tema del Evangelio de hoy que nos presenta el episodio de Jesús que camina sobre las aguas del lago, después de la multiplicación de los panes y los pescados. Después de despedir a la multitud, Jesús se retira a rezar, mientras en el lago se desata una gran tempestad, y en medio de esta tormenta el Señor alcanza a los discípulos caminando sobre las aguas del lago.
Ellos se asustan pero Él los tranquiliza diciéndoles: Soy Yo, ¡No tengan miedo! A lo que Pedro responde “Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua”. Jesús lo llama y Pedro, bajando de la barca, comienza a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero al ver la violencia del viento, tiene miedo, y como empezaba a hundirse, grita: ¡Señor sálvame! Jesús entonces, le tiende su mano y lo sostiene, mientras le dice: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”El Papa, reflexionando sobre la actitud de fe del apóstol Pedro, que lo lleva a cumplir cosas extraordinarias, señala que comienza a hundirse en el momento en que quita su mirada de Jesús: en ese momento el apóstol se deja arrollar por las adversidades que lo circundan. Por ello, dijo el Pontífice, en el personaje de Pedro se describe nuestra fe: frágil y pobre, inquieta y victoriosa, que camina al encuentro de Jesús resucitado en medio de la tempestad y de los peligros del mundo.
Francisco evidencia también la escena final, cuando suben a la barca y el viento cesa: los discípulos, que se sentían aterrorizados y pequeños, se vuelven grandes en el momento en que se arrodillan ante Jesús y lo reconocen como Hijo de Dios . Esta es una imagen eficaz de la Iglesia, dice el Sucesor de Pedro: La fe nos da la seguridad de la presencia de Jesús siempre a nuestro lado, y nos permite caminar también en la oscuridad y a través de los momentos de dificultad.
(GM –RV)