de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas
25 Septiembre
Eclesiastés 1, 2-11: “No hay nada nuevo bajo el sol”, Salmo 89: “Tú eres, Señor, nuestro refugio”, San Lucas 9, 7-9: “A Juan yo lo mandé decapitar. ¿Quién es entonces éste de quien oigo semejantes cosas?
San Lucas poco a poco va mostrándonos en su evangelio el camino que debe seguir todo discípulo. Después de decir que Jesús ha enviado a los Doce a predicar el Reino, nos describe las expectativas que va suscitando el mismo Jesús. Herodes se ha enterado de sus actividades y “tenía curiosidad de ver a Jesús”.
La pregunta fundamental que se hace es: “¿Quién será éste del que oigo semejantes cosas?” Ya había mandado decapitar a Juan el Bautista porque estorbaba su manera de vivir y ahora surge un nuevo profeta que no logra clasificar. ¿Es temor a que mine con su predicación su fama y su poder? ¿Es deseo de escuchar lo que afirman está predicando y que despierta el fervor de las multitudes? No logra colocarlo ni entre los profetas ni como un Bautista resucitado, pero le causa curiosidad.
¿Quién es Jesús? Es la pregunta fundamental que todos nos debemos hacer no como mera curiosidad, sino como un verdadero interés por descubrir sus palabras, sus acciones, su misión en medio de nosotros. No debemos tener miedo a que nos reste fama, libertad o poder. Sus palabras nos traerán la verdadera libertad, nos ayudarán a encontrar el verdadero tesoro y nos darán la salvación. Pero necesitamos acercarnos a Jesús personalmente, sentir su contacto, descubrir su manera de ser y de actuar.No podemos quedarnos sólo con lo que dicen los demás, necesitamos entrar a experimentar vivamente su presencia en medio de nosotros.
¿Quién es para ti Jesús? ¿Cómo lo has conocido y cuáles son las palabras que más te impactan? ¿En qué forma ha influido en tu vida? Frente a Jesús no se puede pasar indiferente, tiene que optarse por seguirlo o por dejar a un lado la verdadera vida y seguir hundidos en la oscuridad. La pregunta que se hace Herodes nos la debemos hacer cada uno de nosotros, no como mera curiosidad, sino con el deseo de conocerlo para poder seguirlo y servirlo. Que este día tengas la oportunidad de conocer, de encontrarte y de sentir el amor de Jesús.