Ciudad del Vaticano, 31 octubre 2014(VIS).-''Buscad la unidad que es obra del Espíritu Santo y no temáis la diversidad'', ha dicho el Papa saludando esta mañana en el Aula Pablo VI a un millar de miembros de la Catholic Fraternity of Charismatic Covenant Communities and Fellowship (Fraternidad Católica de las Comunidades y Asociaciones Carismáticas de Alianza) que celebra en estos días su congreso dedicado al tema ''Alabanza y adoración para una nueva evangelización''.
''La unidad no es uniformidad, no es hacer todo juntos obligatoriamente... ni tampoco perder la identidad -dijo Francisco- Unidad en la diversidad es precisamente lo contrario; es reconocer y aceptar con alegría los diferentes dones que el Espíritu Santo da a cada uno y ponerlos al servicio de todos en la Iglesia. Es saber escuchar, aceptar las diferencias, tener la libertad de pensar de forma diversa y manifestarlo. Con todo el respeto por el otro, que es mi hermano. ¡No tengáis miedo de las diferencias!''.
Refiriéndose al folleto en que figuran los nombres de las comunidades de la Fraternidad y que se abre con la frase: ''Compartir con todos en la Iglesia el Bautismo en el Espíritu Santo'', el Papa recalcó que la Iglesia y todos los cristianos necesitan abrir su corazón a la acción santificadora del Espíritu que se revela en Cristo y nos lleva al encuentro personal con él. ''¿Vivís esta experiencia? -preguntó- ¡Compartidla! Y para compartirla hay que vivirla y ser testigos de ella''.
''La alabanza es la inspiración que nos da la vida, porque es la intimidad con Dios que cada día crece con la alabanza'', prosiguió Francisco explicando el ''funcionamiento'' de la vida espiritual con el ejemplo de la respiración humana. ''La respiración -afirmó- tiene dos fases: inhalar, o sea meter el aire dentro y exhalar, esto es, dejarlo salir. La vida espiritual se alimenta, se nutre con la oración, y se manifiesta en la misión: inhalación, la oración, y exhalación. Cuando respiramos, en la oración, recibimos el aire fresco del Espíritu y al exhalarlo proclamamos a Jesucristo suscitado por el mismo Espíritu. Nadie puede vivir sin respirar. Lo mismo sucede con el cristiano: sin alabanza y sin la misión no vive como un cristiano''. Y con la alabanza, la adoración... Se habla poco de adorar...¿Que hacemos al rezar? Pedimos cosas a Dios, damos gracias... Pero la adoración, adorar a Dios... Esto forma parte de la respiración: la alabanza y la adoración''.
El Papa subrayó después que fue Renovación Carismática quien recordó a la Iglesia la necesidad y la importancia de la oración en la alabanza que es ''el reconocimiento de la soberanía de Dios sobre nosotros y sobre toda la creación expresado en la danza, la música y el canto.. La oración de alabanza nos hace fecundos. Sara se puso a bailar cuando supo que era fecunda ¡a los noventa años! La fecundidad alaba al Señor... Y junto con la oración de alabanza, la de intercesión que hoy es un grito al Padre por nuestros hermanos cristianos perseguidos y asesinados, y por la paz en nuestro mundo, trastornado''.
''La Renovación Carismática es, por su naturaleza ecuménica'', señaló citando a continuación las palabras del beato Pablo VI: ''La fuerza de la evangelización quedará muy debilitada si los que anuncian el Evangelio están divididos entre sí por todo tipo de rupturas... El Testamento espiritual del Señor nos dice que la unidad entre sus seguidores no es sólo una prueba de que somos suyos, sino también de que él es el enviado del Padre, criterio de la credibilidad de los cristianos y del mismo Cristo. Sí, la suerte de la evangelización está ciertamente vinculada al testimonio de unidad dado por la Iglesia''.
Por lo tanto el ecumenismo espiritual, es ''orar juntos y proclamar juntos que Jesús es el Señor e intervenir juntos para ayudar a los pobres, en todas sus pobrezas. Hay que hacer esto y no olvidar que hoy en día la sangre de Jesús, derramada por muchos de sus mártires cristianos en diversas partes del mundo, nos desafía y nos empuja a la unidad. Para los perseguidores, no estamos divididos; no somos luteranos, ortodoxos, evangélicos, católicos. ¡No! Somos uno. Para los perseguidores somos cristianos. No interesa nada más. ¡Este es el ecumenismo de la sangre que vivimos hoy!''.