Año de la vida consagrada

de Mario Espinosa Contreras
Obispo de Mazatlán


“Conocer, Amar y Seguir a Cristo”
«AÑO DE LA VIDA CONSAGRADA»

Desde los comienzos de la Iglesia, hubo hombres y mujeres, que por un llamado divino optaron por la vida consagrada, que “es un don del Padre por medio del Espíritu a su Iglesia, y constituye un elemento decisivo para su misión… Es un camino de especial seguimiento de Cristo, para dedicarse a Él con un corazón indiviso, y ponerse, como Él, al servicio de Dios y de la humanidad, asumiendo la forma de vida que Cristo escogió para venir a este mundo: una vida virginal, pobre y obediente” (Aparecida 216).

En nuestro México, desde los albores de la evangelización, los religiosos o consagrados estuvieron presentes y activos con su generoso testimonio, con su decidido aporte al anuncio del Evangelio, con su gran obra de promoción social, humanista y educadora; y hoy continúan entre nosotros pregonando con su identidad vocacional la supremacía del amor de Dios, y sirviendo a sus hermanos en obras de misericordia, caridad y desarrollo integral.

Los consagrados son vitales en la vida eclesial, y junto con los presbíteros y laicos, con su género de vida comunitaria, oración y actividades, edifican la familia de los hijos de Dios, y dan su contribución para una mejor sociedad y un mundo en el plan de Dios.

Nuestro Santo Padre Francisco nos convoca a todos los bautizados, a celebrar el Año de la Vida Consagrada, que iniciará Dios mediante el 30 de noviembre del presente año, primer domingo de adviento, y se clausurará el 2 de febrero de 2016. Será una oportunidad para que valoremos y comprendamos más ampliamente el don de la vida consagrada, para agradecer todo lo que ella ha aportado y continúa ofreciendo a la humanidad y a la Iglesia, será también ocasión para pedir al Señor que los religiosos y religiosas, vivan a plenitud su vocación y misión en el mundo.

Entre nosotros, la tarde del día de inicio, se tendrá una emotiva procesión inaugural, que partirá a las 5:00 p.m. del Templo de Cristo Rey hacia la Catedral Basílica, donde concelebraremos la Sagrada Eucaristía. Participarán los religiosos, las religiosas y una representación de quienes forman sus obras apostólicas. Ya se ha hecho un programa especial para este año, destacando un Congreso sobre la Vida Consagrada. Ruego a los hermanos Presbíteros que en sus comunidades parroquiales estén en sintonía con la Iglesia universal, que orará y reflexionará sobre la vida consagrada, cuyo fin y alma es la caridad.

Suplico a nuestro Dios, Padre providente, Salvador del mundo y Espíritu Consolador, que a todos nos vivifique, para que seamos de manera más consciente y comprometida, discípulos y misioneros de Cristo.

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