VIVIR UNA SEMANA SANTA DIFERENTE: EN MISIÓN
Por: Ing. Julieta Zepeda
Cuando se trata de pensar en cómo prepararnos para la misión, generalmente se nos viene a la mente: comida, ropa y dinero para el viaje.
Sin embargo, tendemos a dejar de lado elementos fundamentales de la misión como lo son: la formación espiritual, misionológica y humana que se debe tener.
Es importante disponer a nuestro espíritu sobre lo que vamos a ver, lo que vamos a vivir y sobre todo sobre lo que vamos a transmitir. "En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros." Juan 13, 35. Es de suma importancia transmitir a la comunidad la Fraternidad, y sobre todo no solo demostrando que se divierten todos los misioneros, sino que tienen una espiritualidad que trasmite el amor de Dios.
No hay mejor manera de educar que el ejemplo. ¿Pór que creen que una vez que alguien va a misiones le es difícil dejar de ir? Porque la vivencia en comunidad, la fraternidad, el compartir, el despreocuparte por las cosas materiales, es el tipo de vida para la que el ser humano fue creado, para: amar
En lo que corresponde a la formación misionera, es importante buscar cuales son las enseñanzas de los grandes misioneros, y no solo eso, sino transmitir la humildad y sencillez de corazón a la comunidad. Por otro lado, es importante conocer el contexto en el que se desarrolla la misión, no podemos llegar a un pueblo sin saber de él. Para hacer una labor a conciencia y que deje un fruto al pueblo, tenemos que aprender a conocerlo.
Un punto muy importante es la formación humana del misionero, el que este busque ser empático con las diferentes situaciones del pueblo, que sociabilice y se muestre interesado (realmente, aquí no entran las buenas intensiones solamente) en la problemática del pueblo, que busque como transmitir de manera óptima lo que Cristo mediante el Espíritu Santo quiere transmitir.
Algo primordial, y que nunca debemos olvidar al momento de vivir una misión, es el compartir con la gente, acoplarse a sus necesidades y buscar de una manera Cristiana como compartirles del amor de Dios y que esta vivencia de ese gran amor sea fundamental para el desarrollo de esa familia.
Debemos de entender que No Somos los Súper Héroes que solucionarán la vida del pueblo, ni que somos Cristo vivo encarnado. ¡Para nada! Y es el mayor reto, minimizar el YO, para vivirlo a ÉL.
La frase trillada de: “Es mas lo que recibe uno del pueblo, que lo que le compartes al pueblo.”, deja de serlo cuando te das cuenta de que esta se vuelve una realidad si vives plenamente tu misión.
Les comparto que estoy muy emocionada por vivir mi Misión, y aunque hayan pasado varios desde mi primera misión, cada una de las que he vivido ha sido diferente y por ende, únicas.
No pierdas la oportunidad de vivir una experiencia de Misión y vive a Cristo de manera diferente. Semana Santa, Verano o Invierno, Voluntariado o cualquier tipo de misión, no importa!!! Vívela!! No te arrepentirás!!.