de Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco
Acapulco, Gro., a 23 de noviembre de 2014
Comunicado 41-14
Promovemos la construcción de la paz desde las familias
Como parte del proceso de pastoral diocesano, estamos celebrando las asambleas regionales de pastoral en las tres regiones de la Arquidiocesis, Costa Chica, Costa Grande y Acapulco con el objetivo de aterrizar, al término del Año de la Familia, formas concretas de acompañamiento pastoral para que las familias se conviertan en constructoras de paz. Reconocemos que tenemos el gran desafío de llegar a todas las familias a traves de las parroquias, para responder a sus necesidades pastorales y espirituales y para inspirar en ellas, con la fuerza del Evangelio, un estilo de vida que las ponga en condiciones de ser espacios de paz y constructoras de paz mediante la evagelización. En la familia se aprende el diálogo, la confianza, la responsabilidad, la honestidad, a perdonar, a no guardar rencores, el servicio, la generosidad, el desprendimiento, la amabilidad, el buen trato, a expresar el afecto, a dar y recibir amor, valores que humana y cristianamente construyen la paz.
Nuestro deseo es llegar a todas las familias transmitiendoles los recursos que tenemos en la Iglesia, como son la Palabra de Dios, los sacramentos y la vida fraterna. Todos en la familia necesitan ser educados mediante el Evangelio para que tengan como uno de sus frutos más preciados la formación de hombres y mujeres amantes de la paz que contribuyan con sus capacidades al bienestar de la comunidad.
La Iglesia catolica en México responde a la crisis humanitaria generada por la violencia.
La Conferencia del Episcopado Mexicano en su pasada asamblea plenaria señaló en su mensaje al Pueblo de Dios que "estamos en un momento crítico. Nos jugamos una autentica democracia que garantice el fortalecimiento de las instituciones, el respeto de las leyes, y la educación, el trabajo y la seguridad de las nuevas generaciones, a las que no debemos negarles un futuro digno. Todos somos parte de la solución que reclama en nosotros mentalidad y corazón nuevos, para ser capaces de auténticas relaciones fraternas, de amistad sincera, de convivencia armónica, de participación solidaria".
Y como respuesta a esta crisis humanitaria, se decidió fortalecer con mi colaboración a la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación que depende de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, promoviendo acciones puntuales que sean asumidas por todas las diócesis mexicanas. La primera consiste en la intensificación de la oración por la paz a partir de este tiempo de Adviento que se aproxima. Con el Adviento y la celebración de la fiesta de la Virgen de Guadalupe, unidos al Santo Padre Francisco iniciaremos formalmente este tiempo especial de oración por la paz. El don de la paz viene de Dios y las comunidades católicas lo suplicamos para estar en condiciones de construir la paz con nuestras manos, en actitudes y fomentando una cultura de paz.
También vamos a ofrecer, a través de los medios de comunicación social, una serie de mensajes que muevan a la reflexión y al análisis para promover actitudes y conductas de reconciliación, justicia, perdón y paz, tan necesarias en las personas y en las comunidades para lograr las transformaciones que se necesitan en México. Lo mismo, vamos a promover y a participar en el diálogo social que fortalezca a la sociedad civil para ir encontrando caminos de participación y para contribuir a la solución de los graves problemas que el país está resintiendo. Y, por último, los obispos mexicanos asumimos la tarea del acompañamiento a las víctimas de las violencias adoptando la contribución que la Arquidiócesis de Acapulco pueda ofrecerles. Queremos contribuir desde la Iglesia católica y desde nuestro ministerio pastoral y espiritual a encontrar una salida digna a la actual crisis humanitaria.