Queridos amigos y lectores de Mar Adentro: Reciban todos, un cordial saludo en Cristo, príncipe de la paz.
LA VIDA CONSAGRADA, TESTIMONIO DE CONSOLACIÓN EN UN CONTEXTO DE INSEGURIDAD Y VIOLENCIA.
Con una Misa celebrada en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, del Fraccionamiento Costa Azul, he dado apertura en la Arquidiócesis de Acapulco, al Año de la Vida Consagrada. La celebración del Año de la Vida Consagrada en nuestra Arquidiócesis será asumida desde un enfoque de construcción de paz. Deseo que este año, los Consagrados y las Consagradas, sean testimonio de consolación con y ante todas las víctimas de la inseguridad y la violencia.
Consagrados y Consagradas: “La gente de hoy tiene necesidad ciertamente de palabras, pero sobre todo tiene necesidad de que demos testimonio de la misericordia, la ternura del Señor, que enardece el corazón, despierta la esperanza, atrae hacia el bien. ¡La alegría de llevar la consolación de Dios!” (Papa Francisco, Homilía durante la Misa con los Seminaristas, Novicios y Novicias, Roma, 7 julio 2013). “Los hombres y las mujeres de nuestro tiempo esperan una palabra de consolación, de cercanía, de perdón y de alegría verdadera. Somos llamados a llevar a todos el abrazo de Dios, que se inclina con ternura de madre hacia nosotros: consagrados, signo de humanidad plena, facilitadores y no controladores de la gracia, bajo el signo de la consolación (Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 47).
En este sentido, pido a los consagrados y las consagradas de nuestra Diócesis que consuelen a las víctimas de las violencias, que sean puente de diálogo y de reconciliación entre los diferentes actores y sectores de la sociedad, que visiten a las familias y lleven un poco de esperanza, que construyan la paz en el espacio concreto que realizan su misión: colegios, parroquias, hospitales, Personas con VIH-SIDA, Casas de Formación y zonas de misión. Que a nadie se le niegue el deseo y el derecho de vivir en paz. La gente de nuestro pueblo espera de nosotros palabras y testimonio de paz, consuelo y esperanza.
PERSONAS CON VIH SIDA, OTRA PERIFERIA A LA QUE DEBEMOS SALIR Y ACOMPAÑAR
El primero de diciembre celebramos el Día Internacional de la Lucha y la Prevención del VIH-SIDA. Según datos del CENSIDA, Guerrero es el segundo estado con mayor número de casos diagnosticados en el 2014. Y Acapulco, sigue siendo la ciudad con más casos en el estado. Para los cristianos el VIH-SIDA no son solo estadísticas, sino personas concretas. Otra “Periferia de la Existencia” a la que debemos llegar, involucrarnos y acompañar.
Los Obispo de América Latina, en el Documento de Aparecida, señalamos que uno de los nuevos rostros de la Pobreza son los enfermos, en especial los enfermos de VHI-SIDA. Por lo que el tema debe ser atendido, no debemos callar ni ocultar esta realidad. En este sentido, el primer reto que plantea la pandemia del Vih-Sida es hablar del tema, ya que el silencio ha llevado a la discriminación y exclusión de los portadores y enfermos. El segundo reto es la educación acerca del tema, una formación basada en la verdad y no en prejuicios. El tercer reto es formar en la sexualidad. El criterio de la formación deberá ser el valor y la dignidad de la persona humana. El cuarto reto en el acompañamiento pastoral a los enfermos y a sus familias. Acompañar en el momento de la prueba, del diagnóstico, de conocer la verdad, en la fase terminal, en la muerte y en el duelo. Y el quinto reto es la prevención. Las parroquias, las familias y las pequeñas comunidades son los espacios propicios para realizar esta gran obra.
Desde hace más de 15 años como obra del episcopado mexicano la fundación “Domus Alipio” atiende varios programas en favor de niños, madres, papás, familias de Vihda. Personalmente me ha tocado impulsar y acompañar esta obra, de la que esperamos tengamos una sucursal en Acapulco. Igual desde hace diez años, la Comisión Episcopal de Pastoral Social ha impulsado la “Campaña Esperanza de Vihda”. El objetivo de la Campaña es “La sensibilización a la población católica para quitar estigma y discriminación en personas con Vih-Sida. Además de brindarles apoyo y acompañamiento por medio de las diferentes asociaciones de inspiración cristiana vinculadas a la Redfe. Estos hermanos y hermanas no están solos, forman parte de nuestra comunidad y hermandad en Cristo”. Invito a todos a unirnos a esta campaña. Fomentemos actitudes, espacios, lugares seguros, acogedores, hospitalarios y reconciliadores hacia los portadores del VIH, enfermos de SIDA y sus familias. Colaboremos en disminuir la discriminación y exclusión. Que Santa María de Guadalupe les y nos acompañe siempre.
Con mi oración, cariño y bendición.
+ Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco.