V Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo B

Sana los corazones

Primera Lectura: (Job 7,1-4.6-7)

Marco: El contexto de este fragmento es la primera ronda de diálogos e intervenciones. El género literario del libro de Job es muy cuidado: se trata de una larga reflexión doctrinal en forma de diálogos robustos y bien cuidados. Una dramatización de la experiencia del dolor y la búsqueda de una explicación.

Hay algunos temas de fondo muy acuciantes para el hombre de entonces y, sin duda, también para los hombres y mujeres de hoy: ¿Es siempre el dolor consecuencia del pecado del hombre? ¿Y el sufrimiento del inocente? Pero, ¿es que puede el hombre declararse inocente frente a Dios? ¿Cómo compaginar el sufrimiento humano y la justicia divina? ¿Cómo entender la retribución? ¿Cómo resolver el problema del hombre y el problema de Dios? Estas son algunas de las radicales preguntas que se plantea el libro de Job, una de las obras maestras de la literatura bíblica (y universal) y verdadero culmen de la tradición sapiencial israelita. El autor de este libro ha sabido plantear el problema, cuestionar el viejo axioma en Israel sobre la retribución, pero no alcanzó a la solución profunda y convincente. La revelación veterotestarnentaria sigue un itinerario pedagógico cuidadosamente presentado. Observemos cómo este libro está en su mayor parte en verso —los diálogos de los amigos de Job con él— y dos piezas mucho más cortas en prosa —el prólogo y el epílogo— en las que predomina el planteamiento tradicional: Job es religioso e íntegro, en consecuencia es bendecido. Como, a pesar del infortunio, Job se mantiene fiel, al final se verá largamente recompensado. Se trata de una perla de la literatura israelita y de la literatura universal, tanto por el vigor de sus recursos literarios como por la fuerza de los problemas que aborda de una forma valiente y audaz.

Reflexiones

¡La dura experiencia de lo que puede ofrecer esta vida!

El hombre esta en la tierra cumpliendo un servicio... Los amigos de Job se atienen al axioma antiguo: hay una ecuación exacta entre la situación del hombre en esta vida y su conducta frente a Dios; en consecuencia, sus amigos deducen que Job no es agradable a Dios como lo demuestra la situación en que se encuentra. Job se rebela contra esta lógica y afronta con audacia lo nuevo. Job piensa que Dios lo ha abandonado y lo tritura con el dolor. Job contrapone al viejo axioma su propia experiencia: él sabe que su conducta es intachable, pero se ha visto alcanzado por la desgracia y la enfermedad. ¿Cómo se explica esto? Job se debate en su intimidad. Sus amigos no le entienden. Él parte de un hecho experimentado, y los hechos de experiencia son irrefutables. Job no espera de sus amigos teorías sobre el sufrimiento, pide que se pongan en su lugar, que le comprendan, que le escuchen, que se hagan cargo realmente de su situación. Y desde esa experiencia Job todavía tiene lucidez para reflexionar sobre la efímera condición humana. Con imágenes vigorosas, tomadas de la vida real, desahoga su corazón llagado por el sufrimiento. Desde esa hondura y esa experiencia Job clama a Dios que le remate o que le perdone. Job cimienta su argumentación en dos realidades profundamente arraigadas en su carne: la irrefutable experiencia del sufrimiento al que no le encuentra lógica ni sentido y su fe en Dios que es acendrada y firme. Por eso se debate con tanto vigor y tanta amargura a la vez. Hoy como ayer se nos invita con esta Palabra de Dios a saber observar y compartir el sufrimiento de tantos inocentes que hay por el mundo. Se comparte el sufrimiento no ofreciendo intrincadas teorías y recursos estereotipados sino compadeciendo, es decir, tratando de entrar realmente en el sufrimiento del otro, saber guardar un silencio profundamente respetuoso ante la situación desgarradora. Estar presente, estar junto al otro, asumir en la medida de lo posible la tragedia del otro. Y buscando la raíz: la fe en un Dios cuya compasión llegó a la cima con el envío de su propio Hijo en medio de los hombres para asumir y liberar el sufrimiento de los hombres.

Segunda Lectura: (1Corintios, 9,16-19. 22-23)

Marco: El contexto inmediato de este fragmento es una sección de la carta que trata de exponer algunas exhortaciones para renunciar a los propios derechos y estar pendientes siempre de lo que edifica y construye la comunidad y es un bien para los hermanos. Pablo ha ido por delante renunciando incluso a ciertos derechos que le correspondían por su misión de apóstol. El mayor bien que ofrecía Pablo era la proclamación del evangelio y evitaba por todos los medios que esta tarea pudiera ser empañada por ningún elemento extraño.

Reflexiones

¡Todo debe ser supeditado a la total transparencia en la evangelización!

¡Av de mí si no anuncio el Evangelio!..Toda autocomplacencia en el anuncio del Evangelio se opone a la pureza del mismo. La misión evangelizadora es una fuerza incontenible (cf. 15,15s; Jr 20,9). La Palabra de Dios y el Evangelio contienen en sí mismos una fuerza impulsora irresistible para quienes sinceramente se abren a ellos y asumen la tarea de anunciarlos. El verdadero profeta o evangelizador se distinguen de los que no lo son, aunque se arroguen el carisma, en que no buscan serlo, en que aceptan la vocación como procedente de Otro, en que comprenden muy bien que la tarea profética o evangelizadora no es un oficio que apetezca espontáneamente. ¿Dónde está la paga que todos anhelamos por el trabajo realizado? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar del derecho que da la predicación de esta Buena Noticia. Estos pensamientos de Pablo, que se asientan en una limpia y dolorosa experiencia, iluminan la tarea evangelizadora de modo singular: Cuando se trata del anuncio del Evangelio, todo halago, todo aplauso fácil corre el peligro de comprometer su propia eficacia. Hoy como ayer se exige de los evangelizadores una actitud cuidadosa y una atención vigilante en medio de un mundo que sólo quiere oír lo que le agrada y lo que le permite continuar en sus propias convicciones.

Evangelio: (Marcos 1,29-39)

Marco: El contexto es que Jesús se revela a los hombres y recibe corno respuesta la ceguera de los dirigentes judíos. El contexto tener una autoridad que asombra a todos. Marcos nos ofrece un marco característico, condensando diversos sucesos en una jornada tipo. La lectura de hoy es el centro de esa condensación en una jornada con la se quiere mostrar cómo Jesús supera a los maestros de Israel porque conjuga armoniosamente palabra y acción; palabra y coherencia de actitudes.

Reflexiones

1) ¡Actividad taumatúrgica de Jesús dentro y fuera de la casa!

Al salir de la sinagoga... Observamos a lo largo de su relato que Marcos concede un especial simbolismo a la «casa» como el lugar donde se reúne la comunidad de los discípulos que siguen a Jesús. Con este rasgo narrativo, tan propio suyo, Marcos quiere ofrecernos dos acontecimientos: uno corresponde a la vida de Jesús sobre la tierra y el otro corresponde con la praxis pastoral de los primeros años de evangelización. Dentro de la casa están los verdaderos creyentes, los que se abren a su palabra y a su persona y pasan a constituir su nueva y verdadera familia. Marcos subraya también de modo singular la actividad taumatúrgica de Jesús: cura a la suegra de Simón y se puso a servirles. La enfermedad es una fuerza que atenaza y no permite realizar la acción. La curación, entendida como una liberación, permite a la persona realizar y desarrollar su propia acción. Por tanto, Marcos nos enseña que los milagros están al servicio de la revelación de la tarea y misión que Jesús vino a realizar. Los milagros no se pueden valorar en sí mismos, sino en la función que tienen en el proyecto de Jesús, que Marcos recoge. No se agota la acción de Jesús en el milagro, sino que abre a la persona para que pueda entrar en comunión con otras realidades. El milagro es una oportunidad que invita a fijar la atención en la persona que lo realiza. Leer de otra manera los relatos de milagros en los evangelios es desvirtuarlos y alejarnos de la intención de Jesús al realizarlos. Los milagros indican la verdadera humanidad de Jesús y su compasión, pero son puntos de referencia para alcanzar mejor su enseñanza, su misión y su persona. Los milagros nos informan de que el reino de Dios es una oferta que alcanza a todo el hombre.

2) ¡Todos se agolpaban a la puerta de la casa donde está Jesús y los suyos!

Al atardecer:.. La presencia de enfermos y endemoniados la subraya el narrador para indicar que la actividad bienhechora de Jesús se realiza y manifiesta en dos direcciones: cura enfermedades y realiza exorcismos como signo de su poder sobre el mal y su oferta de liberación de todos los males que son representados por la enfermedad y la posesión diabólica. Jesús ha venido como liberador del hombre en todos sus aspectos. Todos se agolpaban a la puerta de la casa, no sólo los enfermos y endemoniados sino todos los habitantes de la población. Han observado que Jesús habla y actúa con autoridad y no como los rabinos a los que están acostumbrados a escuchar. Esta actitud de Jesús ha suscitado la curiosidad de todos y todos quieren comprobar por sí mismos. Curó a muchos de diversos males y expulsó a muchos demonios. Jesús está abierto a todos porque es el salvador universal de todos. La verdadera liberación debe alcanzar a la integridad de la persona humana y a su libre relación con Dios. Por eso el narrador indica atinadamente que Jesús curaba las enfermedades de los que se acercaban y expulsaba demonios. Con sus exorcismos, para expulsar a los demonios que esclavizan al ser humano, Jesús nos revela el verdadero proyecto de Dios, Dios creó a los hombres para que fueran libres y vivieran en comunión con El (cf. Sb 2,23s). Para la comprensión de los relatos que nos hablan de Jesús liberando al hombre del dominio del demonio este texto es importante. Jesús ha venido a revelar al hombre el verdadero proyecto de Dios su Padre y para ello es necesario su victoria sobre el demonio, presentado en la Escritura como el peor enemigo del hombre. Quizá este lenguaje de los exorcismos realizados por Jesús sea extraño para el hombre de hoy que cree contar con otros recursos para su liberación profunda. Pero el Evangelio sigue siendo tan actual, hoy corno ayer, como nos lo demuestra la realidad de la existencia humana. Ciertamente es necesario utilizar un lenguaje inteligible al hombre moderno; pero el Evangelio en su contenido sigue teniendo valor y no puede ser cambiado por otro. Sólo la fuerza liberadora de Jesús alcanza la profundidad del ser humano.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)