de Emmo. Card. Alberto Suárez Inda
Arzobispo de Morelia
Palabra del Obispo
Tiempo de quietud fecunda y reflexión (2)
Domingo 15 de Marzo de 2015
La presencia entre nosotros del Sr. Cardenal Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal de España, es muy significativa sobre todo por ser él originario de la Provincia de Ávila, tierra generosa que ha dado grandes santos. Por cierto, nos unimos al regocijo de toda la Iglesia en España que celebra, el 28 de este mes, 500 años del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Esa tierra nos regaló a nuestro primer obispo Vasco de Quiroga como padre en la fe, hombre providencial que dio forma con delicadeza y sabiduría al alma del pueblo michoacano.
La apertura y el apoyo que nos han dado las autoridades civiles y académicas para estos eventos son una muestra de la simpatía que la figura de Don Vasco despierta también más allá del ambiente eclesial como civilizador, verdadero maestro, comprometido con la causa de la justicia y defensor de los más débiles.
Desde la perspectiva de nuestra fe, la historia es el despliegue de un designio y de un plan maravilloso de Dios en el cual, el pasado, el presente y futuro se conjugan y hacen descubrir lo que a través del tiempo permanece y es preludio de la vida plena en Cristo, Señor del tiempo y de la eternidad.
A Vasco de Quiroga le correspondió venir a plantar la Iglesia, como él decía, “con un género de cristianos a las derechas”, a poner los cimientos de esta nueva cristiandad conforme a un proyecto muy propio que Dios le inspiró. A través de los años, la vida de esta diócesis ha ido desarrollándose en etapas muy diversas, algunas de avances y logros extraordinarios, otras quizá de cierto estancamiento o aun de retroceso. Así es el misterio de la Iglesia Santa, formada por pecadores, que, agitada por vientos y tempestades, permanece y sigue caminando “entre las angustias del mundo y los consuelos de Dios”.
En el momento presente, ante situaciones inéditas, sin olvidar nuestras raíces y gloriosas tradiciones, la fidelidad al Evangelio y el ejemplo de Quiroga nos impulsan a ser creativos, a no ceder al pesimismo, a sacudirnos todo tipo de complejos y a seguir navegando con la certeza de que Cristo Jesús asiste a quien ha puesto en el timón de la nave. Las exigencias de la misión nos piden lucidez al discernir los signos de los tiempos, valentía y decisión al enfrentar los desafíos, perseverancia y fidelidad en el servicio al pueblo de Dios.
Los trabajos realizados en el proceso de Canonización de nuestro Primer Obispo nos han permitido redimensionar la grandeza de ideales de ese insigne varón y la admirable encarnación del Evangelio en la cultura de los que fueron llamados a la fe en la primera hora de nuestro caminar como Iglesia naciente.
Tata Vasco pidió a los artesanos indígenas que, con pasta de caña de maíz, orquídeas y otros elementos naturales, plasmaran la imagen bellísima de María Inmaculada, a quien seguimos contemplando e invocando con inmensa confianza filial. La Virgen María “Salus Infirmorum” [“Salud de los Enfermos”] nos conforta y nos alcanza vigor, alegría, fortaleza, pues experimentando múltiples debilidades no desfallecemos. Ella nos alcance salud de alma y cuerpo, fidelidad y entusiasmo, para perseverar en Cristo Salvador, Camino, Verdad y Vida.
* Saludo del Sr. Arzobispo en la inauguración del Congreso Conmemorativo por el 450º Aniversario luctuoso de Don Vasco de Quiroga, Salón “Michoacán” del Centro de Convenciones de Morelia, jueves 12 de marzo de 2015.