de Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán
La Semana Santa está por llegar. Para unos esto significa tiempo agradable de vacaciones, de viajar, disfrutar, o simplemente descansar del trabajo intenso ordinario. Para otros significa tiempo de oración, de recogimiento, de unirnos a Cristo Jesús en su Misterio Pascual, o sea en su paso por la muerte hacia la vida nueva que es su resurrección.
De hecho el tiempo de vacaciones era anteriormente para facilitar la participación en las celebraciones de la Semana Santa, pero se ha convertido en el recurso que Satanás ha aprovechado mejor para que muchos cristianos se alejen de Cristo en la Semana Mayor de la fe.
Celebrar con Cristo la Semana Santa significa morir con Él para vivir con Él. Pero morir de veras para vivir en plenitud.
Muramos a nuestro egoísmo, comodidades, placeres indebidos, actitudes corruptas. Vivamos el gozo de la honestidad, de la vida ofrecida generosamente en bien de los demás. Dispongámonos a entrar a la vida nueva que Cristo nos ofrece.
Cristo clava nuestros pecados en la Cruz, para que estemos libres de ellos y gozando el amor limpio y noble.
¡Tengamos los ojos en Jesús. Vivamos santamente la Semana Santa!