Oh Jesús Redentor, autor y consumador de nuestra fe, te suplicamos desde lo profundo de nuestro corazón contrito y humillado no permitas que se extinga la hermosa luz de nuestra fe. Acuérdate de tus antiguas misericordias; mira compasivo la viña que tú mismo plantaste con tu diestra, que ha sido regada con la sangre de miles y miles de mártires, con las lágrimas de generosos penitentes y las fatigas de celosos apóstoles y fecunda oración de tantos cristianos fieles.
Nos aflijan las enfermedades, nos consuman los disgustos, nos afecten los infortunios, pero que no nos falte la fe; porque ricos con este don precioso, soportaremos con gusto todo dolor y nada podrá alterar nuestra felicidad. Por el contrario, sin la gracia de la fe nuestra desventura no tendría límites.
Oh Jesús autor y consumador de nuestra fe, consérvanos dentro de la nave de Pedro, fieles a su sucesor para que construyamos la unidad de nuestra Diócesis, promovamos su santidad y se dilate en bien de todos nuestros pueblos. Concédenos la paz y la unidad. Confórtanos y consérvanos en tu santo servicio, para que por ti y en ti vivamos siempre. Amén.
Nota: Esta oración se realizará en todas las acciones litúrgicas, en todas las reuniones de grupos apostólicos, de movimientos y de instancias diocesanas, durante todo el año de la fe.