Mensaje 2/2012
«¡Ha resucitado! ¡En verdad ha resucitado!»
Lc 24,34
Estimados hermanos y hermanas:
¡Felices fiestas de resurrección! En estos días contemplamos a Cristo resucitado y la alegría es plena, conscientes que «para que Dios habite en nosotros, hay que escucharlo, hay que dejarse interpelar por su Palabra cada día, meditándola en el propio corazón, a ejemplo de María (Lc 2,51). Así crece nuestra amistad personal con él, se aprende lo que espera de nosotros y se recibe aliento para darlo a conocer a los demás» (Homilía en León, Benedicto XVI). Como alude el documento de Aparecida, es desde el encuentro personal y comunitario con Jesucristo, donde se suscitan discípulos y misioneros» (Documento conclusivo, 11).
Queridos hermanos y hermanas, es tiempo de contemplar al resucitado y vivir una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo; ya que la fe crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo (Porta fidei, 6.7). Debemos unirnos en la misión continental permanente y comunicar nuestra alegría a los hombres para conducirlos a Cristo, «cuya gracia les permitirá dejar las cadenas del pecado que los esclaviza y avanzar hacia la libertad auténtica y responsable (Homilía Benedicto XVI a Obispos en vísperas).
Que el Señor nos conceda la gracia de vivir nuestra vocación cristiana iluminados por el resplandor de su rostro resucitado. Siempre unidos en la oración les imparto mi bendición,
Dado en la sala de Gobierno Pastoral de la Diócesis de Ciudad Obregón del Sagrado Corazón de Jesús, el día ocho de Abril del Año del Señor Dos mil doce.
Obispo de Ciudad Obregón
Doy fe,
Pbro. Federico Espinoza Ramos
Canciller Secretario