“ Venid vosotros, benditos de mi Padre ”
Este domingo último del año litúrgico, desde la instauración de la fiesta de Cristo Rey del universo (en 1925, por Pío XI), en un contexto social y religioso muy distinto al de hoy, nos introduce muy de lleno a una dimensión salvífica de la historia de la humanidad. Esta historia no es simplemente una producción, aunque sea de los mejores valores culturales, sino que los cristianos estamos llamados a dimensionar el mundo para que un día, Cristo, quien ha dado su vida por todos, pueda presentarlo redimido y liberado de todo lo que hoy es oprobio e ignominia. Los cristianos confesamos que nosotros, la humanidad sola, no puede hacer una historia hermosa y liberadora. Cristo es nuestra esperanza.